A continuación se presentan las progresiones de los aprendizajes esperados para el
área de Prácticas del Lenguaje durante el primer ciclo.
Las progresiones se proponen describir los niveles crecientes de conocimiento que
recorren los alumnos en el área durante los primeros años de la escuela primaria,
asumiendo el largo plazo de los procesos de construcción que implican. Se asume
que identificar los logros alcanzados por los niños permite tomar decisiones sobre la
enseñanza en el aula, tanto a nivel grupal como individual.
Para su elaboración se parte de un dato insoslayable de la realidad: todos los grupos
de todos los grados son heterogéneos y todos los niños pueden y deben aprender. A
la vez, de la firme convicción de que el aprendizaje no consiste en una sucesión de
estados en la que las informaciones van sumándose como un ladrillo encima de otro
al levantar una pared. Se trata, más bien, de un proceso constructivo en función
del cual el alumno va asimilando diferentes datos de la realidad a través de una
interacción permanente con ellos y con otros sujetos (en la enseñanza escolar, sus
compañeros y sus maestros). En esa interacción el niño va otorgando significación
a esas informaciones, a la vez que estas van cambiando de naturaleza al entrar en
nuevos sistemas de relaciones que él mismo va construyendo junto con otros.
Tomemos como ejemplo el siguiente relato.
Una niña escribió a los cinco años un cuento
que comenzaba diciendo: “Había una vez
un conejo que saltaba por el bosque”.
En las páginas siguientes el conejo iba
encontrándose con diferentes animales y
el cuento terminaba con un final feliz: “Y
juntos se tomaron un helado”.
Para la niña, la primera marca representaba la
conjunción “Y”, única interpretación posible
para la hipótesis alfabética que consta solamente de letras que representan sonidos.
Dos años después, al ver esa misma escritura comentó a su madre: “Mirá… en
Jardín yo no separaba las palabras, no sabía que helado iba con hache y como era tan
chiquitita tampoco sabía que había que cerrar el signo de admiración (señalando la
primera marca de la escritura) y solo lo abría…” En este caso, la misma marca que
anteriormente solo podía ser la letra “i”, es visualizada automáticamente como un
signo de exclamación cuando comienza a reconstruir el sistema de escritura incluyendo
elementos ortográficos. De ese modo, los niños se ponen en contacto reiteradas veces
con las mismas informaciones a lo largo de su aprendizaje en sus prácticas como lector
y como escritor, en un proceso a través del cual despliegan diferentes estrategias lectoras
y se apropian de diferentes aspectos del sistema de escritura y del lenguaje escrito.
El
Diseño Curricular de la Ciudad de Buenos Aires plantea cuatro situaciones
didácticas fundamentales a partir de las cuales los alumnos pueden aprender a
escribir y a leer, escribiendo y leyendo desde el comienzo de la escolaridad. Estas
situaciones son:
- Escritura a través del maestro.
- Escritura de los niños por sí mismos.
- Lectura a través del maestro.
- Lectura de los niños por sí mismos.
La distinción de las situaciones en las cuales los niños leen y producen escrituras
colectivamente a través de un experto es fundamental para pensar la enseñanza.
Sin embargo, en este material, y exclusivamente a los fines del mismo, solamente
se abordarán aquellas situaciones de lectura y escritura que los niños realizan por
sí mismos. El motivo de esta decisión es que las situaciones de lectura y escritura
individual pueden ser observadas y analizadas a través de actividades de fácil
implementación por parte de los docentes en el aula a fin de relevar los aprendizajes
de sus alumnos.
Las otras dos situaciones didácticas fundamentales, en las que los niños leen y
escriben a través del maestro, así como los progresos en los intercambios orales entre los alumnos, no son abordados en este material. Tampoco se incluyen
indicadores sobre los avances de los niños en las prácticas habituales de elaboración
de textos escritos
(planificación, textualización, revisiones, edición) ni se abordan
en esta instancia las prácticas del lenguaje asociadas a la oralidad. Esto no implica,
lógicamente, restarles importancia, sino que las limitaciones del documento
obligan a efectuar determinados recortes. Por el contrario, se asume que ciertos
aprendizajes se pondrán de manifiesto en el plano individual si y solo si tuvieron
oportunidad de desarrollarse en situaciones sostenidas y sistemáticas de enseñanza
que involucran el trabajo colectivo con los pares, así como la lectura y la escritura
a través del maestro.
Como herramienta, las progresiones aportan a la escuela y a los maestros un punto
de apoyo para conocer los aprendizajes logrados por cada niño o grupos de niños
y orientar o reorientar la enseñanza, tanto desde la perspectiva de las situaciones
que se pueden plantear al grupo total como desde las intervenciones particulares
aconsejables para reforzar los avances de quienes más lo necesitan. Una aclaración
necesaria es que no se espera que los alumnos progresen de nivel en nivel solamente
por el paso del tiempo, el cambio de grado o cierta evolución “natural”. Por el
contrario, son las condiciones de enseñanza intencional, prolongada y explícita
las que permiten a los alumnos ir avanzando en los niveles de apropiación de
conocimientos esperados.
Las progresiones para Prácticas del Lenguaje en primer ciclo se presentan
organizadas en torno a tres ejes:
En el primer eje se expone la progresión de los aprendizajes vinculados con el
uso de estrategias lectoras a lo largo del primer ciclo y la progresión por grado en
función del punto de partida de cada alumno. En el eje de escritura de textos, se
muestra la progresión de los aprendizajes sobre la coherencia, la cohesión y el uso
de algunos recursos literarios, verificables en textos escritos por los alumnos. El
tercero presenta la progresión de los aprendizajes sobre el sistema de escritura a lo largo del primer ciclo, así como la progresión por grado en función del punto de
partida de cada alumno.
Al finalizar cada uno de estos ejes, se proponen actividades pensadas para ser
aplicadas en una
pausa evaluativa, es decir en una instancia de trabajo específica
destinada a evaluar los aprendizajes alcanzados. Esto no significa que puedan
llegar a constituirse en actividades modelo para la enseñanza. Por el contrario,
el mejor desempeño de los niños solo tendrá lugar si participan cotidianamente
en las diferentes modalidades de organización de las actividades cuya eficacia
ha sido reiteradamente probada: desarrollo de actividades habituales, proyectos
institucionales, proyectos de producción de textos con destinatarios reales,
secuencias de lectura y escritura, etc.
El documento incluye un apartado en el que se brindan algunos ejemplos, entre
tantos otros posibles, de situaciones de enseñanza e intervenciones pertinentes
que el docente puede realizar para promover el avance de los aprendizajes de sus
alumnos planteados en estas progresiones.
Las tres progresiones que se describen a continuación han surgido como evidencia
de numerosas investigaciones didácticas realizadas a lo largo de las últimas décadas.
Este documento las presenta de manera sintética, como una herramienta de trabajo
para los docentes con la expectativa de que contribuya a promover los avances de
todos sus alumnos.
Las progresiones de los aprendizajes que se describen en este documento están necesariamente relacionadas con las posibilidades que los alumnos tengan de participar de manera sistemática en actos de lectura y escritura, así como de vincularse con diferentes materiales escritos. Muchos niños cuentan con este tipo de experiencias fuera de la escuela pero muchos otros no. Para que todos avancen en sus aprendizajes es fundamental la planificación de la enseñanza centrada en las prácticas sociales de la lectura y la escritura.
Al planificar la enseñanza es necesario incluir:
- Diversas modalidades de organización de las actividades que han resultado exitosas: situaciones habituales, proyectos de trabajo –de producción de textos que tendrán un destinatario real– y secuencias de lectura y escritura.
- Las cuatro situaciones didácticas fundamentales, mencionadas en la Introducción, desplegadas a lo largo de todo el primer ciclo para que los alumnos puedan avanzar en sus prácticas como lectores y escritores: escritura a través del maestro; escritura de los niños por sí mismos; lectura a través del maestro; lectura de los niños por sí mismos.
- La creación de un ambiente alfabetizador. En este sentido, es central el trabajo que se realice a partir de la biblioteca del aula. Asimismo, las paredes del aula sirven para colocar bancos de datos, agendas, listas de cuentos leídos y otros materiales que permiten a los alumnos lograr su autonomía cuando necesitan leer y/o escribir.
- Por último, pero no menos importante, las intervenciones que los docentes ponen en juego con todos los alumnos en función de los conocimientos adquiridos pero, en particular, con quienes más ayuda necesiten.
Si se cumplen estas condiciones, es esperable la progresión en los aprendizajes que se describe en este material.
Ejes