Lectura


La formación del lector implica el desarrollo de una serie de prácticas sociales e individuales. Cabe señalar que las prácticas individuales se despliegan a partir de la participación cotidiana en una comunidad de lectores.

Si bien es obvio que nadie se convierte en lector en soledad, las limitaciones de este material no permiten incluir la dimensión social de la lectura. En cuanto a la dimensión personal, la progresión de aprendizajes que se presenta está focalizada en algunas de las estrategias que los niños ponen en juego cuando quieren comprender un texto que, además de manifestarse en múltiples situaciones de clase, pueden ser también identificadas por los maestros en situaciones de pausas evaluativas.

Leer es comprender, es construir el sentido de un texto y no solo oralizar las grafías: no solo es “darle voz a la letra callada”. Se concibe la lectura como una práctica social que consiste en la interacción entre lector y texto, en cuyo transcurso ese lector desarrolla varios procesos cognitivos, pone en juego estrategias de complejidad diversa, para llegar a comprender el texto, como:

  • anticipar lo que puede decir lo escrito a partir de ciertos indicadores como el título, una ilustración que lo acompaña, un gráfico, etc.;
  • aportar conocimientos previos acerca del tema, del género, del tipo de texto, etc.;
  • identificar datos, atender a la información explícita;
  • dar una acepción verosímil según el contexto a palabras que tienen diversos significados;
  • asignar referentes, es decir, vincular las palabras con elementos de la realidad;
  • relacionar dentro del texto distintos términos y expresiones que tienen la misma referencia;
  • elaborar inferencias, tomando en cuenta distintas marcas textuales, para comprender lo no dicho, lo sugerido, lo que se comunica sin decirlo explícitamente;
  • incorporar evaluaciones y críticas al significado del texto a partir del conocimiento del mundo y de las representaciones socioculturales del lector

La puesta en juego de estas estrategias que optimizan la interacción lector-texto, si bien no da cuenta de todo lo involucrado en la práctica social de la lectura, permite que el alumno avance en el proceso de construcción de sentido que define esa práctica y comience a formarse como lector crítico.

No cabe duda acerca del papel esencial que juegan los conocimientos previos del lector para la comprensión de los textos. Si bien este material no incluye esa dimensión, tomar en cuenta los conocimientos de los niños es fundamental a la hora de diseñar propuestas didácticas. Como plantea el Diseño Curricular, las tareas de lectura no se realizan de manera descontextualizada sino en el marco de itinerarios lectores, de estudio de diferentes temas, de proyectos, etc.

Progresiones de los aprendizajes a lo largo del segundo ciclo


En este material se incluyen las mismas estrategias seleccionadas para el primer ciclo en relación con la lectura convencional, dado que son fundamentales para construir el sentido de un texto. Sin embargo, en segundo ciclo estas estrategias están contempladas en el abordaje de textos de mayor complejidad.

Esta estrategia consiste en identificar datos que aparecen en la superficie del texto. Si bien es una estrategia más simple que las dos siguientes, barrer un texto para encontrar determinada información también puede complicarse en función de la complejidad del mismo y del tipo de preguntas que se le formulen. Localizar datos es una condición necesaria para acceder a la comprensión, pero no suficiente, porque el sentido de un texto no aparece explícito en su superficie ni procede de la suma del significado de cada una de sus partes.
Esta estrategia implica detectar los vínculos que hay entre diferentes expresiones que aparecen en un texto y que aluden al mismo referente, ya se trate de cosas, hechos, personas, sentimientos, comportamientos… Desde la perspectiva didáctica, es muy importante que los docentes ayuden a sus alumnos a identificar estas relaciones a fin de que puedan acceder a una buena comprensión, por ejemplo, comprender de qué diferentes maneras se menciona un mismo personaje a lo largo de un texto, identificar sinónimos, establecer relaciones entre determinados pronombres y sus antecedentes. Cabe destacar que esta estrategia debe ponerse en juego desde el inicio de la escolaridad, sin embargo, durante el segundo ciclo es interesante que los docentes propongan situaciones que inviten a los estudiantes a establecer correferencias más complejas.
Esta estrategia pone en juego la capacidad de hacer explícito lo que no está dicho en el texto. Permite deducir lo que el escritor quiere comunicar más allá de lo que dice expresamente. El proceso de elaboración de inferencias requiere “leer entre líneas”, es decir, poner en interacción el conocimiento del mundo del lector con las pistas que da el texto. Un texto que presenta indicios claros para develar lo que está implícito o múltiples pistas para hacerlo permite realizar inferencias con mayor facilidad. Un lector con amplios conocimientos acerca del tema o del género del texto puede inferir lo no dicho con menor esfuerzo cognitivo y en menos tiempo.
La progresión que aparece a continuación se refiere a la lectura silenciosa. En cuanto a la lectura en voz alta, si bien es esperable que al ingresar a 4° grado los alumnos hayan logrado alcanzar cierta elocuencia que les permita capturar el interés de sus compañeros, esto no sucede en todos los casos. Muchos niños continúan leyendo de manera vacilante en segundo ciclo, razón por la cual no es conveniente que lo hagan delante de sus compañeros u otras personas sin tomar ciertos recaudos, por ejemplo, que tengan oportunidad de ensayar previamente en sus casas la lectura en voz alta del texto que quieran o deban compartir. Cada docente decidirá qué situaciones planteará a sus alumnos que constituyan verdaderas prácticas sociales de lectura en voz alta: compartir un texto interesante, un instructivo, un buen poema, una función de teatro leído, etcétera. En este material no se incluye la lectura en voz alta en las progresiones porque no es fácilmente graduable.

ESTRATEGIAS LECTORAS
Nivel I Nivel II Nivel III
El texto utilizado para los ejemplos es El traje del Emperador
Localiza informaciones explícitas fácilmente identificables.
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Comienza a localizar informaciones explícitas aunque no aparezcan destacadas en el texto.
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Localiza informaciones explícitas distribuidas a lo largo del texto y/o aunque no estén destacadas.
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Establece correferencias entre dos términos que están próximos en el texto.
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Establece correferencias aunque los componentes de la relación no estén próximos en el texto.
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Establece correferencias entre varios componentes distribuidos a lo largo del texto.
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Realiza inferencias si el texto ofrece múltiples indicios.
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Realiza inferencias si el texto presenta algunos indicios.
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Realiza inferencias aunque el texto presente escasos indicios.
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Actividad para relevar los aprendizajes


La actividad está elaborada sobre un cuento breve anónimo al que se le formulan preguntas. Las preguntas propuestas se limitan a relevar las estrategias señaladas en el correspondiente cuadro de progresiones. No significa, en modo alguno, que se considere adecuado limitar el trabajo con textos literarios a este tipo de tareas. Por el contrario, las situaciones de enseñanza requieren atender, principalmente, a cómo está contada la historia: apreciar no sólo lo que se dice sino cómo se lo dice. Es necesario observar de qué manera se encadenan las acciones a lo largo del relato para crear la intriga; cómo se desarrollan esas acciones y sus transformaciones en el tiempo; de qué modo se construye el mundo que se presenta en el texto para atrapar al lector y hacerlo entrar en el universo de la ficción; y, asimismo, saber quién narra y desde qué punto de vista lo hace. Algunos de los componentes del relato se analizan en Escritura, en el apartado referido a Recursos literarios. Todo ello debe ser objeto de trabajo en las situaciones de intercambio de opiniones entre lectores.

Consigna:

Van a leer en silencio este texto. Cuando terminen, respondan las preguntas que están al final. (Aclaración: el texto y las preguntas aparecen en la Hoja del alumno)

Importante: para esta pausa evaluativa se ha optado como opción proponer un texto que los alumnos leerán por primera vez, de manera individual y sin mediar un intercambio entre lectores previos. Por lo tanto, el docente no dará ninguna otra información para orientar la tarea ni leerá el texto ni las preguntas en voz alta.

Pregunta 1: encontrar información explícita
A Respuestas que aludan a que el verdadero culpable era una persona muy influyente del reino.
C Respuestas que no se refieran a que el verdadero culpable era una persona muy influyente.
(En este caso no existe la categoría B porque no hay opciones de respuestas parcialmente correctas.)

Pregunta 2: descubrir correferencias

Expresiones que deben ser identificadas:
  • un hombre muy virtuoso,
  • el hombre,
  • el acusado,
  • la víctima,
  • el pobre hombre,
  • el inocente.

A Descubre entre 5 y 6 expresiones.
B Descubre 3 o 4 expresiones.
C Descubre menos de 3 expresiones.

Pregunta 3: realizar inferencias
A Respuestas que pongan de manifiesto la comprensión de la estrategia del inocente: al dejar solo una opción (culpable), el tribunal debía aceptar que la otra era inocente para no poner en evidencia al juez.
B Respuestas que mencionen que el acusado se tragó el papel para ganarle al juez, sin aclarar cuál es la lógica subyacente.
C Respuestas que no se relacionen con el tema preguntado.


Ejemplos de situaciones didácticas e intervenciones docentes


Se presentan a continuación dos situaciones orientadas a la formación de los alumnos como lectores. En ellas se pueden advertir intervenciones que favorecen la comprensión de los textos y la puesta en juego de diferentes estrategias. Estos ejemplos ponen de relieve que la comprensión es una construcción colectiva que implica diferentes interacciones entre el lector y el texto, entre los lectores entre sí y entre el maestro y los alumnos. En la primera se aborda la lectura de un texto informativo complejo; en la segunda, se trabaja con un texto literario.

El ejemplo corresponde a una situación incluida en una secuencia destinada a la lectura de la novela Robin Hood. Se trata del abordaje de un texto informativo acerca de la época en que vivió el personaje.


En este registro se advierten algunas intervenciones del docente que apuntan específicamente a que los niños localicen información y descubran correferencias.

El docente ofrece a los alumnos algunos textos que hablan sobre el feudalismo –libros de historia y una enciclopedia– y les propone detenerse especialmente en uno. En el marco de esta propuesta se justifica poner de relieve algunos interrogantes y dar la oportunidad a los niños de descubrir en qué textos pueden buscar respuestas. Es importante que los niños sepan qué buscan cuando consultan un texto difícil.

Las cruzadas habían procurado grandes riquezas a los nobles que ejercían sobre sus súbditos un poder despótico... Unos vivían en castillos, grandes fortificaciones construidas en zonas elevadas desde las cuales los guardias podían divisar la proximidad de los bárbaros... Otros, los campesinos, excluidos del predio fortificado, vivían sumidos en la pobreza pues entregaban a los señores gran parte del producto de su trabajo a cambio de protección. El bosque medieval era un espacio de suma importancia estratégica y económica: la caza mayor estaba reservada a los nobles; los pobres podían atrapar solo liebres y animales pequeños….
El maestro propone que los alumnos realicen una primera lectura individual o por parejas, tratando de descubrir si la información presentada es, de algún modo, similar a la de los hechos narrados en Robin Hood.

Cuando se detienen ante los obstáculos del vocabulario –súbditos, cruzadas, despótico–, les sugiere avanzar: “Sigamos; lo que viene puede aclarar”. Mientras tanto, se acerca a los niños “ayudándolos” a leer. Por ejemplo, cuando un alumno, con bastante dificultad, intenta leer: “ejercían sobre sus sú... súb...”, el docente retoma el párrafo: “...los nobles ejercían sobre sus súbditos un poder despótico”.

Continúa luego deteniéndose un momento en cada grupo. Acompaña de este modo la lectura de los niños, da lugar a descubrir que las dudas se pueden aclarar más adelante en el mismo texto, que la información paratextual aporta datos importantes, que algunos aspectos se comprenden y otros quedan “en suspenso”.

“¿De qué se trata este texto?”, pregunta al concluir la lectura. “De que en el bosque atrapaban liebres...” puede ser una primera respuesta de los alumnos (que coincide con la última frase leída). El docente puede confirmar que, efectivamente eso es algo que aparece en el texto: “El texto dice: ‘...los pobres podían atrapar solo liebres y animales pequeños...’”.

Enseguida retoma tratando de centrar a los alumnos en las diferencias con los nobles: “Pero, ¿qué ocurría con los nobles?”. Uno de los niños lee: “La caza mayor estaba reservada a los nobles”. “¿Se dan cuenta? Los nobles podían cazar animales grandes como ser ciervos y los pobres solo liebres y animales pequeños... ¿Tiene algo que ver esto con Robin Hood?”. “Claro –afirman algunos–; al empezar el libro los nobles apresan a un campesino por cazar un ciervo...”. “¿Y por qué razón los campesinos obedecían esta orden que parece tan injusta? ¿Dice algo el texto acerca de este tema?”.

Los niños vuelven al texto y el maestro los orienta señalándoles una imagen del puente del castillo en el momento de elevarse. Algunos alumnos leen el epígrafe:

Cuando los bárbaros atacaban, los campesinos podían preservar sus vidas y las de su familia dentro del castillo y colaborar en la defensa. Mientras tanto, sus casas eran generalmente incendiadas y sus cosechas y su ganado arrasados por el enemigo.
Después del primer acercamiento, el docente retoma expresamente el propósito que lo llevó a proponerles a los niños un texto de este tipo: ¿cómo era la vida de nobles y campesinos en la época de Robin Hood? “¿Se fijaron de quiénes habla el texto?” Algunos responden: “De los pobres”.
La docente repregunta: “¿Habla solamente de los pobres?”
Los niños contestan: “¡Y de los ricos!”

La respuesta no parece basarse en el texto; es casi de compromiso, surge como complemento natural de la pregunta. Pero el docente decide profundizar: “¿Dónde habla de los pobres?”

Los alumnos buscan el dato literal: “Los pobres podían atrapar solo...”. “Muy bien, ¿dónde más? ¿Quiénes eran los pobres? ¿Cómo dice en el texto?”

El docente pide a los chicos que vuelvan al texto: “Los pobres son los campesinos; los ricos son los nobles que viven en sus castillos fortificados”. En segundo lugar, les pide que observen un aspecto textual: “¿Vieron? Como ya se habló de los nobles y de los campesinos, en el texto dice: ‘Unos vivían en castillos’. ¿Quiénes eran? ‘Otros fuera de los castillos’. ¿Quiénes eran?”.

Para finalizar, el maestro mismo conversa con los alumnos estableciendo otras relaciones entre el texto y algunos aspectos de la historia de Robin y sus amigos.

Al proponer la lectura de un “texto difícil” es conveniente profundizar únicamente en aquellos conceptos del contenido que responden a los propósitos de la lectura. En cambio, vale la pena detenerse un momento en algunos aspectos textuales. “Unos..., otros...”, por ejemplo, son elementos lingüísticos empleados habitualmente para remitir a información brindada anteriormente en el texto.

Los alumnos necesitan ir advirtiendo estas relaciones para avanzar progresivamente en una lectura cada vez más autónoma.


Para ampliar la información sobre el abordaje de textos difíciles, puede consultarse Lengua. Documento de trabajo Nº 4. Actualización Curricular, de Delia Lerner y otros autores.
Esta situación es parte de una actividad habitual con cuentos policiales.


El ejemplo seleccionado permite observar cómo el docente orienta a los alumnos en la interpretación del texto a través de preguntas que implican la realización de inferencias. Por tratarse de un texto literario, sus intervenciones también apuntan a que los niños adviertan no solo lo que se cuenta, sino cómo se cuenta.

Cuento policial
Marco Denevi


Rumbo a la tienda donde trabajaba como vendedor, un joven pasaba todos los días por delante de una casa en cuyo balcón una mujer bellísima leía un libro. La mujer jamás le dedicó una mirada. Cierta vez el joven oyó en la tienda a dos clientes que hablaban de aquella mujer. Decían que vivía sola, que era muy rica y que guardaba grandes sumas de dinero en su casa, aparte de las joyas y de la platería. Una noche el joven, armado de ganzúa y de una linterna sorda, se introdujo sigilosamente en la casa de la mujer. La mujer despertó, empezó a gritar y el joven se vio en la penosa necesidad de matarla. Huyó sin haber podido robar ni un alfiler, pero con el consuelo de que la policía no descubriría al autor del crimen. A la mañana siguiente, al entrar en la tienda, la policía lo detuvo. Azorado por la increíble sagacidad policial, confesó todo. Después se enteraría de que la mujer llevaba un diario íntimo en el que había escrito que el joven vendedor de la tienda de la esquina, buen mozo y de ojos verdes, era su amante y que esa noche la visitaría.
Luego de la lectura, el docente les pide que comenten sus impresiones sobre el cuento. De acuerdo con los comentarios que vayan surgiendo, el maestro orienta el intercambio planteando algunos problemas: ¿Les llamó la atención el final? ¿Por qué? ¿Hubo algo inesperado? ¿Qué? ¿Por qué falló la suposición del ladrón? ¿En qué se basó la policía para descubrir al culpable? ¿Fue sencillo su trabajo?

Por otro lado, plantea: Es un cuento muy corto. ¿Cómo hizo Denevi para contarlo en tan pocas líneas? En las próximas clases veremos otras historias en las que el detective o el policía tienen que razonar mucho para descubrir al culpable. Ustedes conocerán a algunos personajes célebres como los detectives Hércules Poirot o Sherlock Holmes, que protagonizan muchos cuentos policiales que vamos a leer. Esta pregunta apunta a que los alumnos presten atención no solamente al relato sino al modo en que se narra: la ausencia de detalles y precisiones, el desconocimiento por parte del lector del nombre de los personajes (el escritor los designa como “el joven” y “una mujer”) y del lugar donde transcurre la acción. Los alumnos, con ayuda, podrán observar que el relato es acelerado, que las acciones se suceden rápidamente, que el desenlace sorprende porque revela una información que ni el ladrón ni el lector sospechaban.