El maestro prepara una colección de objetos idénticos y desplazables (chapitas, porotos, etc.) y propone:
“¿Me podés decir cuántos objetos hay?”. La cantidad de objetos debe ser menor al máximo que el alumno sabe recitar.
En el caso de que el niño no diga o haga nada, se le puede decir:
“Si querés, podés moverlos”. Si al contarlos no concluye con un número, preguntarle:
“Entonces, ¿cuántos hay?”Se puede observar si al preguntar
“¿Cuántos hay...?” recurre al conteo, a una estimación global o responde de algún otro modo desvinculado de aspectos numéricos.
En el caso de que apele al conteo, habrá que observar el dominio:
- de la sincronización entre los gestos (tomar los objetos, desplazarlos, señalarlos) y el recitado de los números (principio de adecuación única: establecimiento de una correspondencia término a término entre palabras- números y objetos);
- de la organización del conteo (separación de los objetos ya contados de los que no, omisiones o repeticiones debidas o no al desplazamiento, etc.);
- del principio cardinal (asignar a la colección el último número pronunciado): a la pregunta “¿Cuántos hay?”, el niño responde con el último número anunciado. Debe tenerse en cuenta que algunos chicos que poseen el principio de adecuación única, y al preguntarles “¿Cuántos hay?” responden repitiendo la secuencia completa utilizada para contar.