Estrategias para evitar repeticiones

A continuación se presenta una secuencia propuesta para ser desarrollada en cinco clases, en la que se aborda el trabajo con las estrategias de sustitución y supresión para evitar reiteraciones innecesarias.

Primera clase

El objetivo de este primer momento de la secuencia es focalizar la atención sobre las estrategias que pueden ponerse en juego para evitar repeticiones innecesarias y preservar la cohesión del texto. Estas estrategias consisten, básicamente, en sustituir o suprimir ciertas palabras o expresiones.

El maestro entrega a cada niño una copia de dos textos equivalentes a los utilizados en la actividad propuesta en las Progresiones: uno con repeticiones innecesarias en el segundo párrafo y el otro corregido. Les pide que los peguen en la carpeta debajo del título Estrategias para evitar repeticiones innecesarias. Luego los organiza para que trabajen en parejas y les propone que los lean con atención e identifiquen las modificaciones introducidas en la segunda versión.

Versión con repeticiones innecesarias
Cuarenta años antes de que Colón llegara a América, un 15 de abril de 1452, nacía en Vinci, una ciudad italiana, un bebé llamado Leonardo que más adelante iba a convertirse en uno de los más grandes pintores de todos los tiempos. Pero Leonardo da Vinci fue, además, un inventor. Casi no hubo temas que escaparan al interés de Leonardo da Vinci. Entre muchísimos otros, Leonardo da Vinci exploró la posibilidad de que el hombre volara. Leonardo da Vinci inventó unas alas. Leonardo da Vinci creó una máquina voladora con pedales porque la fuerza de los brazos no era suficiente para mover las alas.

Versión corregida
Cuarenta años antes de que Colón llegara a América, un 15 de abril de 1452, nacía en Vinci, una ciudad italiana, un bebé llamado Leonardo que más adelante iba a convertirse en uno de los más grandes pintores de todos los tiempos. Pero Leonardo da Vinci fue, además, un inventor. Casi no hubo temas que escaparan a su interés. Entre muchísimos otros, exploró la posibilidad de que el hombre volara. Este genial artista inventó unas alas y creó una máquina voladora con pedales porque la fuerza de los brazos no era suficiente para moverlas.
Una vez que los alumnos finalizan la lectura y marcan las diferencias encontradas, el maestro realiza una puesta en común y registra en el pizarrón los cambios que los niños hayan detectado.

En una clase de quinto grado en la que se planteó esta actividad, los alumnos detectaron varias de las modificaciones introducidas en la versión corregida. De todas ellas, el docente seleccionó las siguientes y las escribió en el pizarrón.

  1. Aquí pusieron “este genial artista” en vez de “Leonardo da Vinci”.
  2. En la tercera oración, el sujeto no está.
  3. En el primer texto dice “que escaparan al interés de Leonardo da Vinci” y en el segundo “que escaparan a su interés”.
  4. Donde decía “para mover las alas” pone “para moverlas”.
El docente comparte con sus alumnos que tres de esas transformaciones responden a una misma estrategia –reemplazar algunos términos por otros– en tanto que la restante apela a la supresión.

Hasta aquí hacen una puesta en común, que el maestro escribe en el pizarrón:

Para evitar repeticiones innecesarias, podemos reemplazar algunos términos por otros o suprimirlos.
Los alumnos copian el contenido del pizarrón en sus carpetas.

Se sugiere que el maestro vuelque, antes de la siguiente clase, el esquema del pizarrón en un afiche que permanecerá en la pared a lo largo de toda la secuencia.

Segunda clase

El propósito de esta clase es profundizar la estrategia de sustitución.

El maestro retoma los textos trabajados y la conclusión obtenida. Pregunta, entonces, de qué maneras el autor evita repetir tanto el nombre Leonardo da Vinci.

Los alumnos vuelven a mencionar el reemplazo por la expresión “este genial artista”. Luego comentan que, donde decía “al interés de Leonardo da Vinci”, en el texto corregido el autor pone “su interés”. Asimismo, mencionan que en una oración el nombre no es reemplazado sino sacado.

El docente comenta que esta última modificación se retomará en otra clase y que, en esta, van a reflexionar sobre las dos primeras. Respecto del reemplazo por “este genial artista”, les informa que es una frase sinónima utilizada para evitar la repetición.

El maestro copia, entonces, el segundo de los casos que los niños mencionaron:

“Casi no hubo temas que escaparan al interés de Leonardo da Vinci”.
“Casi no hubo temas que escaparan a su interés”.

A continuación, pregunta si saben a quién se refiere el término “su”. Es decir, ¿al interés de quién hace referencia la palabra “su”? Intenta que los alumnos comprendan que, si bien no se menciona el nombre, este no fue suprimido sino reemplazado por “su”, un pronombre posesivo.

El maestro decide, entonces, incluir otro caso en el que un sustantivo es reemplazado por un pronombre. Retoma el punto d) del cuadro del primer día:
Donde decía “para mover las alas” pone “para moverlas”.

Les recuerda que ellos habían identificado esta transformación del texto y les pide que expliquen en qué consiste el cambio.

En función de nuestra experiencia, estamos en condiciones de suponer que es muy probable que los niños consideren que se ha suprimido el sustantivo “alas”.

En este caso, el docente acepta el comentario de los niños y escribe en el pizarrón:

“La fuerza de los brazos no era suficiente para mover las alas”.
“La fuerza de los brazos no era suficiente para moverlas”.

A continuación hace foco en los dos “las” de las diferentes oraciones diciendo, por ejemplo:

Ustedes dijeron que en la segunda oración se había suprimido el sustantivo “alas”. Es verdad. En las dos oraciones, aparece “las”… ¿Qué clase de palabra es “las”?

Es altamente previsible que los alumnos la identifiquen como artículo, noción que se adquiere en grados anteriores. Entonces el maestro pregunta si en los dos casos es artículo. Si la respuesta es afirmativa, el docente les recuerda que el artículo siempre acompaña a un sustantivo y les pide que vuelvan a mirar las oraciones, a fin de que adviertan que en la segunda esto no sucede.

A esta altura de la secuencia, pueden incluirse otros ejemplos para reflexionar acerca de la función de la palabra “las” en los diferentes casos.

“El otro día me encargaron que comprara las flores para adornar el salón. Las compré el domingo para traerlas el lunes”.

El docente orienta la reflexión sobre las tres apariciones de “las” en las dos oraciones para arribar a la conclusión de que, el primer “las” es un artículo dado que acompaña al sustantivo “flores” mientras que en los dos casos siguientes se trata de un pronombre que está reemplazando al sustantivo. Esto responde a una estrategia de cohesión que nos permite evitar la repetición innecesaria de “flores”.

A continuación se analizan las dos maneras diferentes en que pueden aparecer los pronombres: en forma independiente (“las compré”) o bien de manera enclítica (“traerlas”).

Al terminar la clase, se retoma la conclusión de la clase anterior y se completa de la siguiente manera:

Para evitar repeticiones innecesarias podemos reemplazar los términos repetidos por sinónimos o por pronombres.
Este texto se agrega al afiche anterior y los alumnos también lo copian en sus carpetas.

Tercera clase

El propósito de este tercer momento de la secuencia es reflexionar sobre la estrategia de supresión.

El maestro recuerda a sus alumnos que, en la clase anterior, ellos habían mencionado la supresión del nombre de Leonardo da Vinci como otra estrategia para evitar repeticiones. Les pide que ubiquen en sus textos estas dos oraciones de la versión original y de la corregida, y las escribe en el pizarrón.

“Entre muchísimos otros, Leonardo da Vinci exploró la posibilidad de que el hombre volara”.
“Entre muchísimos otros, exploró la posibilidad de que el hombre volara”.

Luego les pide que ubiquen el sujeto en la primera oración. Focaliza la atención de los alumnos en la segunda oración, donde el sujeto fue omitido –sujeto tácito– y les pregunta de qué otra manera se podría haber solucionado el problema que presentaba el texto. Para responder a este interrogante, les sugiere que revisen los cuadros elaborados en las clases anteriores.

Lógicamente, los alumnos mencionarán la estrategia de sustitución trabajada en las clases anteriores, consistente en el uso de pronombres o de sinónimos.

El maestro pregunta, entonces, por qué el autor habrá preferido la estrategia de supresión a la posibilidad de efectuar reemplazos.

Consigna las respuestas para arribar a la siguiente conclusión, que nuevamente escribe en el pizarrón y en el afiche. Los alumnos lo harán en sus carpetas:

Para evitar repeticiones innecesarias podemos suprimir los términos repetidos, apelando, por ejemplo, a construcciones con sujeto tácito.
Después pone a consideración de los chicos un trabajo escrito por un alumno de otro establecimiento:

Pero Leonardo da Vinci fue, además, un inventor. Casi no hubo temas que escaparan al interés de Leo. Entre muchísimos otros, el italiano exploró la posibilidad de que el hombre volara. Él inventó unas alas. Vinci creó una máquina voladora con pedales porque la fuerza de los brazos no era suficiente para mover las alas.

El docente orienta a sus alumnos a reflexionar sobre el uso reiterado de sinónimos y pronombres, insistiendo en que el abuso de los procedimientos de sustitución incide negativamente en la cohesión textual y lo consigna en el pizarrón. Como en las ocasiones anteriores, los alumnos copian este texto en sus carpetas y el maestro lo vuelca en el afiche.

El uso exagerado de sinónimos y pronombres puede confundir al lector y el texto queda mal escrito.
Cuarta clase

En esta clase se considera otro tipo de transformación efectuado por el autor de la versión corregida, que consiste en una modificación de las estructuras oracionales. En este caso se trata del reemplazo de dos oraciones –con predicado verbal simple y que repiten el mismo sujeto expreso– por una sola oración con predicado verbal compuesto.

El maestro copia en el pizarrón dos fragmentos de la versión original y de la corregida.

“Leonardo da Vinci inventó unas alas. Leonardo da Vinci creó una máquina voladora con pedales porque la fuerza de los brazos no era suficiente para mover las alas”.
“Este genial artista inventó unas alas y creó una máquina voladora con pedales porque la fuerza de los brazos no era suficiente para moverlas”.

Luego solicita a los alumnos que identifiquen, en el párrafo de la versión original, los sujetos y predicados de las dos oraciones. Asimismo, les pide que marquen el núcleo en los dos predicados.

Queda claro que las dos construcciones comparten el mismo sujeto y el mismo núcleo verbal. Pasan a analizar la oración resultante en la versión corregida, cuyo predicado tiene dos núcleos verbales –inventó y creó–, razón por la cual es denominado predicado verbal compuesto.

La conclusión se asienta en el pizarrón, en el afiche y en las carpetas:

Para evitar repeticiones innecesarias podemos unir oraciones que tengan el mismo sujeto. De esta manera, resultará una oración con predicado verbal compuesto, es decir, un predicado que tiene más de un núcleo verbal.
Al concluir esta clase, una síntesis posible del contenido del afiche sería la siguiente.

Para evitar repeticiones innecesarias, podemos:

  • Reemplazar algunos términos por otros o bien suprimirlos.
  • Reemplazar los términos repetidos por sinónimos o por pronombres.
  • Suprimir los términos repetidos, apelando, por ejemplo, a construcciones con sujeto tácito.
  • Unir oraciones que tengan el mismo sujeto. De esta manera, resultará una oración con predicado verbal compuesto, es decir, un predicado que tiene más de un núcleo verbal.
  • El uso exagerado de sinónimos y pronombres puede confundir al lector y el texto queda mal escrito.
Quinta clase

En esta última clase de la secuencia, el maestro reparte otro texto con repeticiones innecesarias para que los alumnos lo reescriban en parejas. Cuando terminan, el docente coordina una puesta en común de las distintas posibilidades de corrección que hayan realizado las diferentes parejas, utilizando las denominaciones correctas de las modificaciones realizadas.

El secreto del cofre


Cuentan los que saben que, en un pueblo argentino, un grupo de niños había enterrado un cofre que encerraba un misterio muy importante, hacía más de cien años. El cofre estaba hecho de madera muy resistente. El secreto del cofre nunca se había revelado.
Pablo y Ramiro estaban decididos a encontrar el cofre. Ellos consultaron a los más ancianos. Pablo y Ramiro consiguieron un viejo mapa que parecía mostrar el lugar. Ellos llegaron al sitio indicado. Pablo y Ramiro desenterraron el cofre con mucho cuidado. Al abrir el cofre encontraron papeles que envolvían más papeles… El último decía: El secreto de la felicidad es tener amigos.